Anecdotario N°1: El encargado de depósito
Presentamos la nueva sección "Anecdotario" en la cual hablaremos sobre experiencias que han ocurrido a lo largo de la vida profesional, tratando de hacer referencia en cada una de ellas con requisitos de distintos estándares internacionales.


En esta oportunidad veremos cómo las características de una persona influyen sobre un proceso.



 


En una ocasión estaba visitando una empresa que posee un gran depósito de mercadería.


Luego de las presentaciones pertinentes, al hacer el recorrido por las instalaciones ingresé a la oficina en la cual trabajaba el Jefe del depósito. Para mi sorpresa, encontré un caos de papeles en el lugar, el espacio estaba atiborrado por un gran desorden, remitos por el piso, órdenes de transferencia por cualquier lado, y hasta una taza de café apoyada sobre las últimas facturas.

Al ver esa situación, me dije interiormente (con mi voz de auditor) no quiero imaginar el estado del depósito. Y dicho y hecho, acto seguido al continuar mi recorrido pude ver que en el depósito no se respetaban los pasillos de circulación, el mismo tipo de producto desperdigado por distintos sectores, ni siquiera hablemos de un método FIFO (First In First Out) porque eso ya sería ilusorio.

En el depósito el Jefe contaba con un equipo de 19 personas para recibir los camiones con mercadería, ingresarla físicamente y al sistema informático y finalmente colocarla en su sector correspondiente, además de preparar los pedidos que despachaban. No podemos decir que no contaba con recursos para tenerlo ordenado.

Luego de varios meses, me toca volver a la empresa, sólo que previamente me informan de un "ligero" cambio, por distintos motivos aquel encargado de depósito no pertenecía más a la empresa y ahora hace un tiempo que ya tenían un nuevo Jefe de depósito.

Al ingresar a su oficina, la misma que había visitado en su momento, ahora me encontré con un panorama totalmente diferente: bandejas para los papeles rotuladas con lo que contenían (Facturas, Remitos, Órdenes de compra, etc), los pisos relucían y se sentía el ambiente perfumado y minimalista.

Pensé: ¡Buen indicio! ¡Vamos al depósito! Y para mi sorpresa, estaba toda la mercadería ordenada, los pasillos permitían la libre circulación, hasta se había clasificado la mercadería por mayor y menor rotación.



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